sábado, 9 de julio de 2011

OBRA DE ÁNGELES TERÁN (mural)

Según Kafka, la soledad humana es ante todo obra del mismo hombre. También ocurre que esa espantosa singularidad que le aprisiona en su quimera y le separa del mundo, la siente el hombre vivo como una condición inevitable de su ser, una especie de maldición externa, de obligación o de fatalidad.
en tal caso, con una conciencia sufridora y humana, se encaja en un cuerpo y en su destino que le limitan. Igual que Gregorio Samsa se transforma en un ciempiés, el protagonista de EL PUENTE es un puente.

Yo era, rígido y frío, un puente que salvaba un abismo. La punta de mis pies se hundía de un lado, y del otro mis manos se aferraban a la tierra.... Yo estaba, pues, allí y esperaba; y estaba obligado a esperar. Sin desplomarse, un puente, una vez tendido,no podría dejar de ser un puente.

1 comentario:

Anónimo dijo...

quizás no pensamos demasiado en ello. Pero usamos puentes animicos y de todo tipo a diario y en miles de ocasiones para comunicarnos. Debemos querer y amar a los puentes de todo tipo con más énfasis. En pocas ocasiones dividen. Siempre unen..completan..mejoran nuestras vidas.