Era una niña
con carnes hermosamente desordenadas,
pero niña
cuando temblaba con el roce de su voz;
una niña
que sólo poseía pasado,
que no deseaba un futuro;
ahora devorada
por un ejercito de gusanos
moradores
del vacío que dejaron.
Aún hoy, alguna vez,
un reflejo se apiada de ella
y deja que sueñe
con cuando creía ser niña.
Es el movimiento de gusanos
quien la trae a la realidad.
Está muerta.
Donde había un corazón
habitan sus devoradores.
Ángeles Terán
(registrado)
No hay comentarios:
Publicar un comentario