sábado, 9 de abril de 2016

Fragmentos del libro que nunca lograré terminar.



...Me devoraba a mí misma y es que no hay peor crítico que uno mismo, no tuve piedad, no tenía que medir mis palabras para procurar no hacer daño al otro, ni calcular las consecuencias de mis hirientes y desmedidos valores de juicios....
...Dejé de escribir porque no podía dejar de ser yo misma al hacerlo, el abrirme en canal en cada pensamiento o en cada crítica, me suponía dar jugosas armas a aquellos que disfrutaban viviendo de las rentas que les  proporcionabas  en sus corrillos, hablar de vidas ajenas, amores, desamores, del sufrimiento ajeno (puesto que hablar de esos diminutos momentos felices, no les proporciona el mismo placer) y sin duda, debo ser una mujer llena de jugosas historias que hacen que la vida sea toda una experiencia digna de vivir en primera persona. Cuanto lamento que no sea del todo cierto.
...Muchos pensarán que no se puede vivir pensando en lo que dirán de ti, pero la realidad es que en esta sociedad nuestra, todo  y digo TODO, lo que dicen, piensan e inventan de uno, termina tarde o temprano pasándote factura. Tal vez, no llegue más allá de que aquellos que te apreciaban dejen de hacerlo, de que dejen de invitarte alguna comida o reunión de “amigos”quizás sólo sea un malicioso susurro al oído de tu pareja cuando ya dejó de serlo, quién sabe por dónde te clavarán el arma que tan inocentemente  proporcionaste algún día a quién sabe quién que tal vez dio lugar a qué historia redecorada  con su dosis de aburrimiento, de vidas vacías, exentas de esas cosas que te hacen sentir viva, aún cuando lloras, sufres o decides expulsar todos tus miserias gritando, en silencio, creando o como buena mente puedes...


..llego a la conclusión que no puedo dejar de abrirme en canal en cada trabajo, que puedo terminar herida, pero siempre con una última sensación a estar VIVIENDO MI PROPIA VIDA, SÓLO LA MÍA...
Reidi


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