Fragmentos del libro que nunca lograré terminar.
...Me devoraba a mí misma y es que no hay peor crítico que uno
mismo, no tuve piedad, no tenía que medir mis palabras para procurar no hacer
daño al otro, ni calcular las consecuencias de mis hirientes y desmedidos
valores de juicios....
...Dejé de escribir porque no podía dejar de ser yo misma al
hacerlo, el abrirme en canal en cada pensamiento o en cada crítica, me suponía
dar jugosas armas a aquellos que disfrutaban viviendo de las rentas que les proporcionabas en
sus corrillos, hablar de vidas ajenas, amores,
desamores, del sufrimiento ajeno (puesto que hablar de esos diminutos
momentos
felices, no les proporciona el mismo placer) y sin duda, debo ser una
mujer llena de jugosas historias que hacen que la vida sea toda una
experiencia digna de vivir
en primera persona. Cuanto lamento que no sea del todo cierto.
...Muchos pensarán que no se puede vivir pensando en lo que
dirán de ti, pero la realidad es que en esta sociedad nuestra, todo y digo TODO, lo que dicen, piensan e inventan
de uno, termina tarde o temprano pasándote factura. Tal vez, no llegue más allá
de que aquellos que te apreciaban dejen de hacerlo, de que dejen de invitarte
alguna comida o reunión de “amigos”,
quizás sólo sea un malicioso susurro al oído de tu pareja cuando ya
dejó de serlo, quién sabe por dónde te clavarán el arma que tan inocentemente proporcionaste algún día a quién sabe quién
que tal vez dio lugar a qué historia redecorada
con su dosis de aburrimiento, de vidas vacías, exentas de esas cosas que
te hacen sentir viva, aún cuando lloras, sufres o decides expulsar todos tus
miserias gritando, en silencio, creando o como buena mente puedes...
..llego a la conclusión que no puedo dejar de abrirme en canal en cada
trabajo, que puedo terminar herida, pero siempre con una última sensación a
estar VIVIENDO MI PROPIA VIDA, SÓLO LA MÍA...
Reidi
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